El camino de Candenosa a
Moroso incluye parajes tan impresionantes como este camino por el
hayedo.
Llegando a Moroso, el
cementerio es la construcción que menos ha sufrido el paso
del "tiempo".
Ya en el pueblo el
identificador del PRS-34 nos confirma que estamos en Moroso.
Entre la maleza aparecen
los restos de algunas de las construcciones existentes.
La verdad es que poco
queda de lo que fue este pueblo.
Piedras las justas y
algunas maderas.
Este edificio ha quedado
hueco, solo, con sus dos imponentes paredes.
Al menos, quedan algunas
piedras en pie para confirmar que aquí hubo vida no hace
tanto tiempo.
Cualquier sitio es bueno
para echar raíces.
El lavadero, rodeado de
maleza esperando que alguien vuelva a lavar la ropa en sus piedras.
Aunque
difícil de acceder, esto es un buen pilón.
Muy cerca de Moroso otro
buen paraje, Los Infiernos.
Otra vista de Los
Infiernos.
De regreso a Candenosa,
en el hayedo, hay tiempo para experimentar con la cámara.
Parece mentira que de
esta iglesia no haya quedado nada.
Estas son las escuelas
de Moroso,
aquí venían a estudiar los pequeños
del pueblo.
Desde Candenosa también venían todos los
días, unas veces por el hayedo y otras bordeándolo.